Por primera vez, incluso antes de ver tu carita linda, sentí una patada en mi interior. Al instante una sensación de deleite llegando desde el interior de mi corazón y me sentí muy contento de haber pedido un deseo a Dios. Hoy doy gracias a Dios por escuchar mi deseo y regalarme un angelito y todavía hoy me siento de la misma forma, querida hija. ¡Que Dios te bendiga en tu cumpleaños! ¡Gracias por todos los momentos maravillosos que he compartido contigo! Con mucho amor le deseo a mi cariñito un fabuloso, ¡Feliz cumpleaños!