Mis pensamientos viajan a mi infancia cada vez que veo esa sonrisa en tu cara. Esos eran los días en que tú me habías enseñado a vivir la vida. Limpiaste mis lágrimas, compartiste mi alegría , y siempre has estado a mi lado para hacerme lo que soy hoy en día. Todavía soy esa pequeña niña que quiere un abrazo antes de irse a la cama todos los días. ¡Te debo la vida, papá! Gracias por mostrar bondad y enseñarme los mejores principios a seguir en la vida. ¡Feliz cumpleaños, papito!